El despotismo ilustrado es una corriente política y filosófica del siglo XVIII que combina la autoridad absoluta de los monarcas con los principios de la Ilustración. Este movimiento, también conocido como "despotismo benevolente", se caracteriza por la implementación de reformas políticas, sociales y económicas con el objetivo de modernizar y mejorar el bienestar de los súbditos, todo bajo la premisa de que el poder del monarca es absoluto y necesario para guiar el progreso de la nación, pero en la Provincia de Misiones se trasladó a 3 siglos después, ya que viviendo en un estado de democracia representativa y republicana, donde el pueblo elige a quienes gobierna y por lo tanto es elemento esencial para que funcione la sociedad, en todos sus ámbitos social, económico y cultural, se da una especie de monarquía absoluta, donde no existe la libertad de presa, de expresión, donde existe el miedo sobre todas las cosas de expresarse.
El despotismo ilustrado del siglo XVIII, con monarcas absolutos implementando reformas iluministas, encuentra un eco en Misiones. A pesar de ser una democracia, la provincia sufre de un autoritarismo moderno, con limitaciones en la libertad de prensa y expresión, y una administración pública ineficiente y corrupta, que prioriza el poder sobre el bienestar del pueblo.
El problema del Estado absolutista es que requerían de la colaboración de personas cualificadas y con nuevas ideas, dispuestos a reformar e impulsar el desarrollo político y económico de alguna Nación, Provincia o localidad, cuestión que, en la Provincia de Misiones, no se dio, ya que no se dieron estas características. El monarca ilustrado es un soberano que acepta los principios de la Ilustración y desea ponerlos en práctica para lograr una mayor eficiencia del Estado, en beneficio de este y de los súbditos, lo que aquí se olvidó el monarca, que no era todo en beneficio solo para él, sino para el pueblo también que lo eligió a él en primer lugar y luego a su Frente Renovador.
Mas allá de todo la Provincia de Misiones, tiene algunas similitudes con ese despotismo ilustrado del siglo XVIII, como, por ejemplo:
Autoridad Absoluta: Los monarcas ilustrados mantuvieron el control absoluto del poder, justificando su autoridad en la capacidad de llevar a cabo reformas beneficiosas para el pueblo, pero en este caso fueron solamente para sus súbditos y no para el pueblo en sí.
Reformas Modernizadoras: Las políticas incluyeron la promoción de la educación, la reorganización del sistema judicial, la mejora de la administración pública, y el estímulo de la economía a través de la industrialización y el comercio. En este punto, en la educación inventaron un relato como la escuela robótica y otras cuestionas modernas, pero se olvidaron realmente de educar a los niños de nuestra provincia y de pagar salarios dignos a los docentes que los educan. En cuanto al poder judicial, cada año se perdió la independencia del Poder Judicial, nombrándose a persona no idóneas en puestos que no están preparados, ni lo van a estar. Y por supuesto con un sistema tributario, con una aduana paralela, la industrialización y el comercio rápidamente bajo en los últimos años, o se marchó a otras provincias.
Intervencionismo Estatal: El estado jugó un rol activo en la economía y la sociedad, intentando regular y dirigir el desarrollo para maximizar el bienestar general. Lo que lo hizo en forma excesiva, no solo regulando sino adueñándose de empresas privadas, en nombre de sus funcionarios.
Falta de Participación Popular: Las reformas se llevaban a cabo sin la participación o el consentimiento del pueblo, lo que a menudo generaba resistencia y falta de legitimidad.
En resumen, el despotismo ilustrado intentó fusionar la autoridad absoluta con las ideas progresistas de la Ilustración, buscando modernizar y mejorar la sociedad, aunque en Misiones se originó 3 siglos después, y con características más despóticas que ilustradas.
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